El principal orgullo del campus son sus alumnos

El principal orgullo del campus son sus alumnos

José Escalada y Juan Ramón Suárez se graduaron en la villa hace cincuenta y veinte años, respectivamente

 

«En el Nalón siempre decían que ‘no hacía falta ir a Mieres’ cuando se encontraban con un problema difícil, y es que la Escuela de Capataces tenía fama de ser un centro muy duro”. Habla José Escalada, uno de los ingenieros que se graduó en la villa hace ahora cincuenta años, justo cuando la escuela se integró en la Universidad de Oviedo. Unos tiempos en los que lo más normal era que sus alumnos combinasen los estudios con el trabajo, lo que hacía, si cabe, más complicado sacar la carrera año por año.

José Escalada.

 

Escalada fue uno de los que lo lograron. Natural de Pravia, se crió en la villa de Mieres, aunque por cuestiones labores acabó viviendo en Avilés. Este ingeniero jubilado de Arcelor –antigua Ensidesa– entró en la Escuela de Ingeniería Técnica Minera procedente de la escuela de aprendices de Fábrica de Mieres. Tras salir comenzó a trabajar en diferentes centros de trabajo de Ensidesa terminando en Avilés, donde fue responsable de Protección Radiológica y de Higiene Industrial dentro de los servicios de prevención. De su época de estudiante señala que “trabajar y estudiar era muy duro, los fines de semana eran para estudiar y había que sacar el tiempo donde no lo había”. No era el único que compaginaba ambas actividades, “tenía muchos compañeros que trabajaban en las minas de Hunosa y en las de Figaredo”. Y al echar la vista atrás y ver el camino que ha seguido la Universidad en Mieres, considera que “ha sido increíble su evolución”.

 

Juan Ramón Suárez.

 

Por este camino pasó también Juan Ramón Suárez, quien acabó los estudios en Mieres hace veinte años, coincidiendo con la inauguración del campus. Nacido en Avilés, Suárez estudió primero en el antiguo edificio de la calle Reinerio García, trasladándose después al edificio científico-tecnológico recién inaugurado. Suárez acabó la carrera de Minas sacando las especialidades de “Sondeos y prospecciones mineras” y “Explotación de minas”. Y tras acabar los estudios entró en Impulso, una empresa dedicada a la ingeniería y la consultoría que fundó su padre, el ya fallecido Avelino Suárez, un referente en el mundo de la ingeniería. “Se hizo una inversión monstruosa en el nuevo edificio, algo que agradecimos los estudiantes porque el centro antiguo se nos quedó muy pequeño”, destaca. Del ambiente de entonces, “lo recuerdo con mucho cariño, había un trato de respeto y favor con los profesores, éramos casi amigos”. Destaca el trabajo desempeñado por dos de sus directores, Ángel María Vidal y Antonio Bernardo.

 

Publicado originalmente por Julio Vivas para La Nueva España – 02/05/2022

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